lunes, 21 de septiembre de 2009

ESTA ES UNA HISTORIA PARA PENSAR....



Sucedió en una noche de verano, el calor era imposible de soportar, abrí la ventana para que la brisa llegara hasta mi cama.
En un momento quede profundamente dormida, tanto que no escuche entrar un ladrón por mi ventana, tanto que me cegó los ojos con un pañuelo y esposo mis manos sin yo darme cuenta.
Desperté por un ruido en la calle, la oscuridad me asusto e intente correr pero choque con la pared, fue entonces que sentí su presencia en la habitación. Mi corazón quedo atónito de miedo, y yo pegada a la pared.
De pronto sus manos fuertes, dieron vuelta mi cuerpo quedando pegada a el.
Era tal el miedo que no podía decir palabra alguna, los gritos quedaron hechos un nudo en mi garganta.
El corazón latía con fuerza, resignada a un fatal desenlace, me quede inmóvil y callada.
Sentí su respiración en mi cuello y bajar al resto de mi cuerpo, de pronto sus labios, dibujaban mi figura como si las imprimiera en un papel. No podía gritar, ni llorar solo rezar, pedir que todo terminara.
Sentí sus mano jugar con mi pelo y la cercanía de su rostro oliendo mi cuerpo, besándolo y acariciándolo por doquier.
Ya no sentía miedo y no tenía ganas de gritar, mi respiración se agitaba cada vez más.
Me tomo con dulzura uno de sus brazos, fuertes y musculosos, y me coloco con suavidad en el lecho.
Muy, muy despacio fue desvistiéndome, ya mi razón no funcionaba, solo mi cuerpo hablaba por mi.
Sentí su presencia en mi cama, sus ojos quemaban mi piel, mi corazón latía con más fuerza, ya no era un ladrón en mi habitación, era un hombre sediento de pasión.
Todo era silencio, la brisa aun entraba por la ventana abierta, podía escuchar su agitada respiración, mezclarse con la mía.
Mi mente ya no me pertenecía, había dejado mi cuerpo, el delirio y el deseo se apoderaron de mí.
De pronto oí el ruido del cinto desprendiéndose y el movimiento de su cuerpo al quitarse la ropa.
Sentí su cuerpo sobre el mió, su calor, su olor y en ellos me perdí.
Sentí su boca en la mía y no quise siquiera intentar gritar, respondí a aquellos besos, como si fueran los últimos que recibiría.
Sentí mi cuerpo vibrar con el suyo y me entregue a sus deseos y a su pasión cual mujer enamorada.
No se en que momento volví a dormir profundamente, tanto que no lo escuche marchar.
Desperté exhausta, mi piel ardía aun, ya no tenia la venda en mis ojos, a luz del día asomaba por mi ventana. Mire mis manos que ya no estaban esposadas, solo las marcas dejadas por el metal y la desnudez de mi cuerpo podían dar fe de lo sucedido aquella noche.
Salte del lecho y recorrí mi casa, todo estaba en su lugar, como si no hubiera sucedido nada, cual despojo humano desplome mi cuerpo en el sofá y desborde en llanto mi desesperación.
Fue en aquel preciso instante que comprendí: aquel ladrón que entro en mi casa, no buscaba ningún bien material, tan solo quería robarme mi CORAZÒN...............



MIRU R.

CORDOBA-ARGENTINA

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